martes, 27 de mayo de 2008

LA PLAZA DEL NEGRITO

20 - la Plaza Negrito Pequeña, linda y con un toque de simpatía: así es la Plaza del Negrito situada cerca de la “Generalitat” y de camino hacia La Lonja de la Seda. Da nombre a la plaza un rechoncho y gracioso niño situado en su centro que levanta desde su cuerpo desnudo una concha por la que manan diez caños cantarines que caen, cual cortinas sus aguas, sobre la taza de la fuente. Permanece el negrito escondido por las ramas de cuatro limoneros que le rodean, y que gracias al bullicio de sus aguas, cual melodía fresca y urbana, se convierte en un bello y gracioso instrumento musical. El gentil negrito descansa sobre un pedestal de piedra de cuatro lados, y de cada uno, caritas generosas, escupen cordones de suaves susurros recreando el conjunto una fuente sinfónica cuyo murmullo perenne envuelve a toda la plaza.

Es también salón de apacible lectura de media tarde en torno a la cerca de hierro que embellece a la fuente, como también lugar del café tertuliano en el que, de vez en cuando, se escucha a Vivaldi desde el violín de un músico que con su mejilla picada de viruela, lo fija a su cuerpo y rasga notas que rivalizan con los relajantes chorritos que fluyen de todos los lados. Es el salón de la bohemia noche, en la que el “agua de valencia” alimenta amistades y fragua romances amorosos a los encandilados que a la plaza acuden.

La Plaza del Negrito tiene el sello de lo inconfundible y en ella cohabitan un pasado épico junto al moderno, pero el de estampa grácil, nada bullanguera, que en un marco recoleto, el único silencio que allí se escucha es el de su fuente.

Pequeña y cuadrada, fue zona habitada por los Calatravas en unos terrenos donados a los Caballeros de la Orden por Jaime I después de la Reconquista, en cuyo recuerdo permanece el nombre a la calle que la cruza, en la que destaca un bello palacio barroco construido sobre otro gótico en el siglo XVIII de enrejados ventanales que decoran la calle.

Cuando en el año 1850 se llevaron a cabo las conducciones de agua potable a la ciudad, se crearon fuentes públicas para su servicio, siendo la situada en esta plaza la más importante de todas las instaladas. En ella, se celebró el acto inaugural mediante la bendición de sus aguas, y sobre el pedestal de cuatro caños se erigió la figura de un niño desnudo de hierro fundido, que por su tono oscuro, se le conoció como “el negrito”: el que ocupaba el centro del lugar, entonces llamada Plaza de Calatrava, hasta que ya en los años cuarenta del pasado siglo, para evitar la duplicidad -de acuerdo con la ordenanza municipal- con la calle del mismo nombre, pasó a llamarse “Plaza del Negrito”.

La que en la actualidad diseña un bello rincón de Valencia, lugar de “peregrinaje” y distracción, donde la grata velada, el descanso, o el perderse aupado en las páginas del pasado, la retícula de sus calles es como un tornillo sin fin donde todo encaja, desde la estampa de una fuente, hasta la más curiosa historia grabada a su dorso.

2 comentarios:

Fran dijo...

Se'ls oblida dir que allí s'hi troba el Bar Negrita, en el qual si parles valencià o t'adreces a ells en valencià et diuen que els parles en castellà i si demanes un full de reclamacions directament et fan fora. Així que valencianoparlants que voleu parlar en valencià a València, ja esteu avisats.

Anónimo dijo...

tu ets ambéssil